DOBLE FRACTURA

CUANDO AMBIENTALISMO Y COLONIALISMO NAVEGAN JUNTOS

Resumen

Fuertes vientos, frío y tormentas se apoderan del cielo. Las olas persistentes y los vientos arremolinados son los protagonistas del paisaje de la Tierra. Se levanta una tormenta por la destrucción de los ecosistemas, el encarcelamiento de los no humanos, la violencia de las guerras, las desigualdades socioespaciales, la discriminación racial, la opresión de la mujer y la transformación de la naturaleza en mercancía. Es bajo la metáfora de una tormenta moderna que Malcom Ferdinand en su obra “Por una ecología decolonial: pensando desde el mundo caribeño” anuncia la extinción masiva de especies que está en marcha, la combustión química, la aceleración del calentamiento planetario y la justicia ambiental inerte. son una advertencia de que la tormenta se está gestando. La masacre de amerindios, el saqueo y la explotación de sus tierras son acciones habituales desde la colonización. También son acciones conocidas la caza, la captura, el secuestro, el tráfico, la indigencia, la reducción, la violación, la compra y el cruce del Atlántico. La esclavización de hombres y mujeres negros africanos, arrancados de su patria, junto con la violencia cometida contra los amerindios, produjo una forma destructiva de habitar la Tierra. Esta vivienda colonial de Shakespeare es en gran parte responsable de la forma moderna que se forma en los cielos. La transformación de humanos y no humanos en meros recursos para ser explotados es una característica que ha persistido en los países poscoloniales. Para Shakespeare, entonces, representaría la alianza entre dos problemas urgentes: el racismo y la crisis ecológica.